martes, 22 de noviembre de 2016

Aprender a saber.

Cada día siento más. Veo más y con ojos frescos.
Cada semana aparecen novedades que instantáneamente tornan en antigüedades.
No estoy seguro de si es el alma, o el cerebro, quien elige qué guardar para el futuro, qué emborronar y qué tirar. 
Siguiendo un criterio puede que cuestionable.
O puede que no.

La vida no para, no se puede.
Pero lo que sí podemos (y debemos) es marcar un ritmo.
El tuyo. Y el nuestro.
Gracias al cual, saber funcionar.
Como no irías a 120 km/hora por un callejón, para evitar el accidente; es mejor en la vida tropezar y caer, pero no estrellarse y lesionarte.
Las secuelas pueden ser demasiado duras. 
Aunque sean la mejor lección.
La más definitiva.

Siempre podemos seguir aprendiendo, si queremos.
Porque, aunque la vida enseñe, los hay que la ignoran. 
Volverse transparente a la realidad puede ser peligroso.
A veces relajante.
Pero dañino en exceso.

Saber no tiene que significar luchar. Ni sufrir o llorar.
Distintas motivaciones nos acompañan según el momento.
En un cuerpo que es una máquina compleja.
Posee muchas piezas. Pero no demasiadas.
Falla.
Está lejos de la perfección. Y lejos de conocer toda solución.

Yo elegí saber. Creí acertar.
Pero erré.
No supe elegir qué saber. Pues hay tipos.
Y me dejé llevar.
Ilusamente.
En uno que fue más grande que yo.

El saber sí ocupa lugar.
Aquel que nos quitó para asentarse.
El tiempo que requirió aprenderlo.
Y las nuevas puertas que nos brinda.
Él es responsable de quienes finalmente somos.

A valorar queda, si habría que coleccionar saberes como películas favoritas.
Libros leídos. O cds escuchados.

Puede que exista el diógenes del saber.
Cuando se pierde la perspectiva. 
Puedes saber mucho y, aun así, saber poco.
Ser sabio en un tema, o varios. Pero ignorante en la felicidad.
Porque aprendiendo, a lo mejor no piensas.
O sí piensas, pero no razonas. Y repites tus errores.
Empeorándolos.

Queda ahora decidir.
Qué deberíamos todos saber, para alcanzar nuestra propia autorrealización.
Si es lo mismo.
O difiere en la persona, el grupo o el planeta.

Aconsejaría no cerrar puertas. 
Ningunas de las que día a día se abren.
Las oportunidades abundan, también en los días negros.
Y con ellas, saberes que transforman.
Evolucionan.
Nos hacen.