Pasado imperfecto.
Errores
encadenados.
Perseguido por
las consecuencias,
del mal hábito
que costó erradicar.
Ahora, con más miedo
que nunca,
de perder lo
mejor que he encontrado,
ya no me escudo, ni
me protejo.
Para qué, ya lo
hice una vez
y la armadura,
por dentro, me hizo más mal.
Seré inocente
hoy, pero no tonto.
Las inseguridades
se rifan mis días
y tratan de
hacerme caer.
Atacan como
preguntas, que ya no son ataques.
Son preguntas, simples,
aunque conlleven repercusión
emocional,
en todo aquel que
escuche la respuesta.
Sea esta la que
sea, no depende de un pasado
que no puedo
cambiar.
Por fortuna, hoy
no miento,
guste o
desencante, mi defensa es la verdad.
A veces me hace
parecer un poco lelo,
porque un poco lo
soy,
y esa es otra gran
verdad.
Si me vas a querer,
que sea así.
Si ya lo hacías,
súmate a confiar.
No tengo todas
las respuestas,
en los test, ni
en la vida real.
Y si te digo que
te quiero, créetelo,
pues es de
verdad.
Tanto como que si
te tatúas un tribal,
te tendré que
decir qué mal.
(Perdón por el
final. Pero es que qué mal).