lunes, 26 de agosto de 2013

Noruega

Se dice, arriesguemos, en la calle, que España va mal. Sigue mal. O que es nuevo que va mal. Y como va es de culo y en diagonal.

Este año me toca empezar mi cuarto año de carrera. De seis. Y debería dar gracias por no estar aún en el actual mundo laboral español, desesperanzador, esclavo y patético. Porque de momento mis padres pueden permitirse pagar mi carrera sin apuros y mi auténtico trabajo todavía es estudiar. Soy privilegiado.

El caso es, que hasta dentro de todavía unos años (o eso dicen los periódicos), no nos toca salir de la crisis. Esta crisis en la que nos hemos metido los españoles como creídos adinerados hasta hace nada, sin darnos cuenta de que habitamos un país inerte y sin materia prima, pensando que trabajar más en levantar casas que ideas nos iba a durar para siempre.

¿Y qué hago yo cuando termine mi carrera? ¿Me busco un trabajo en el que se abuse de mí por un sueldo ridículo pero que me permita pagar un alquiler? Porque desde que hacemos olas a los mileuristas es como nos va. ¿Recordáis aquellos años de bonanza, cuando un ingeniero, un médico o cualquier otro licenciado cobraba bastante menos que un mezclador de cemento? Esa es la España rica. La justa, lógica e intelectual España de siempre.

Y en esa España, siempre les irá mejor a quienes menos debe.

Tuvimos una oportunidad, allá por el 15M, cuando pareció que los españoles (¡y en concreto los madrileños, adoradores incondicionales de obras inútiles y faraónicas!) íbamos a hacer algo. Íbamos a dar ejemplo al mundo sobre cómo se organiza un movimiento de protesta social. ILUSO DE MÍ. Un español que quiere que su país vaya bien mediante el pacifismo, la educación y el debate... ¡es una mierda de español! Y un rojo, he de añadir. El verdadero español es el que vota al PP porque desde que tiene retrete para cagar en casa, su vida no puede volverse más lujosa.

La vida es un lugar hostil, en donde la picardía y la inteligencia te salvan en multitud de ocasiones. Han de ayudarte a avanzar. Pero no es el caso del español. Es España lo que te salva es el morro y el egoísmo. El desprecio al que tiene menos que nosotros, sin preocuparnos por sus derechos, situaciones, ni vidas. ¿Empatía? Para maricones.

No os vayáis a pensar que odio a los españoles. Además de que España está en crisis, también se dice que uno critica aquello que más quiere, ¿no? ¿O me lo invento?
Simplemente estoy hablado sobre lo que sé. Desconozco muchas de las lacras que envolverán a otros países, pero desde luego conozco las de aquí. Soy consciente de estar dejándome muchísimas de las cosas buenas que tenemos y que, por supuesto, adoro. Pero no olvidemos que internet está más para criticar que para cualquier otra cosa.

La verdad es, que desde que me volví veinteañero, me pesan más los contras que los pros a la hora de vivir en España. Mucho tendrían que cambiar las cosas para que en unos años a mí se me ocurriese formar una familia aquí. Porque en la busca de la estabilidad del primer mundo, España está retrocediendo a pasos agigantados. Recortes en educación. Recortes en sanidad. Recortes en cultura. Recortes que me hacen plantearme muy seriamente el irme lo antes que pueda.

Si no tuviésemos el historial que tenemos en cuanto al no luchar nada de nada por nuestros derechos, puede que me quedase. Pero no me vale la pena el esfuerzo. Mi cabeza me impide poner empeño en intentar cambiar unas cosas que parece que pocos más quieren cambiar. Estuvimos casi medio siglo bajo una dictadura que sólo terminó cuando la muerte fue a llamar a la puerta de ese elemento analfabeto. Y todavía los hay que respetan y vanaglorian esos tiempos. Bajo ninguna ética o moral. Porque sí. Porque ser deficiente, está de moda.

Me da pena que, aún siendo ahora la época en que es más fácil estar informado sobre el funcionamiento del mundo, estemos tomando todas las decisiones equivocadas. Ese es nuestro error como seres humanos. Error con el que por supuestísimo colaboran nuestros actuales gobernantes, a quienes un país de imbéciles conformistas es lo que mejor les puede venir. Pero me niego a sumarme a ese rebaño.

En mi búsqueda por encontrar un país en donde mis intereses y forma de vida mejorasen, comencé a hacer algo muy simple (coaccionado en parte por mi bonita novia, a quien le encantan): ver programas de Españoles por el mundo. En ellos, por mucho que se adornen en ocasiones determinadas escenas, aparecen las opiniciones de personas españolas que, con un buen par, han emigrado a otro país en el cual se han instalado, y que te cuentan cómo lo lograron, lo que hacen, y la entera experiencia de su aventura.
Admitiré que tardamos poco en localizar nuestra próxima meta: los países nórdicos. Noruega, Dinamarca, Suecia o Finlandia. ¿Mucho frío? Sí. ¿Muchos impuestos? Mejor aprovechados. ¿Sol? Poco. ¿Perfectos? No, pero mejores. ¿Y me han convencido? Ya te digo.

El porqué puede que sea más difícil de comprender, puesto que para nosotros, habitantes de España, por mal que estén las cosas siempre sabríamos manejarnos con más facilidad aquí. Pero las ayudas a estudiantes, a padres, la educación, las oportunidades que allí hay... Me atraen. Me atraen mucho. Es uno de los países con mejor calidad de vida del mundo. También de los más caros, pero aún de ese modo son mucho más justos. Perfeccionar mi inglés y aprender el idioma local me parecen lo menos difícil de todo. Minucias por una vida mejor.

Esto es pura especulación sobre mi futuro, pero admito que el pensar que fuera hay mejores oportunidades de vida, por mucho que cueste conseguirlas, me da esperanzas. Si España, con su extroversión, sus ganas y sus personas, aprendiese las buenas maneras de países como Noruega, estaría  más que encantado en formar parte de ella. Pero mis ganas y esfuerzos por cambiarla terminaron hace ya tiempo. Poco más voy a hacer que ser como creo que más o menos las buenas personas son. Ética. Y sentido común. Nada más.

Buen 26 de agosto de 2013 desde Madrid.

1 comentario:

  1. Chapó! Completamente de acuerdo contigo Nacho, una pena que los que pensamos así y no nos conformamos con la realidad de España seamos cuatro gatos.
    Este año te veré por el hospital :)

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